En
este número de La Revista, volvemos la vista
hacia Colombia, una nación a punto de implotar
tras décadas de una violencia convulsiva. "Esta
es una guerra de locos, de dementes y de sicópatas,"
le comentó un policía a uno de nuestros
autores.
Nuestros expertos colaboradores, escarbaron en esta
locura para analizar las raíces, alianzas inverosímiles,
y fracasos institucionales que causaron, y continúan
fomentando, este conflicto. Debido a las múltiples
caras de la situación de emergencia en Colombia,
hemos ampliado nuestra cantidad normal de encargos de
artículos. Y, por primera vez, hemos traducido
el contenido de La Revista integramente.
- El
número empieza con la visión general
de Karl Penhaul: Sobre la izquierda, la financiación
de la insurgencia con drogas de la guerrilla, la extorsión,
y los secuestros por rescates. Y sobre la derecha,
el servicio de los paramilitares a sus terratenientes,
apoyo de adinerados a través de masacres, coger
tierras por la fuerza y dinero procedente de la droga.
Cada grupo forma alianzas inverosímiles. Todos
compiten por niños para que sirvan como soldados.
En los lucidos reportajes de Penhaul, esta es una
guerra sin fin hasta que el gobierno realmente
empiece a ayudar a los pobres.
- Ana
Carrigan informa con una profundidad extraordinaria
sobre los paramilitares, quienes en los últimos
doce meses, han cometido más del 80% de los
asesinatos políticos y las masacres. Su relato
documenta que, en este año de elecciones presidenciales,
los paramilitares tienen un creciente apoyo público
mientras insinúan la agenda política
de sus patrocinadores de extrema derecha al gobierno.
- Hasta
recientemente, la crisis del desplazamiento interno
estaba prácticamente oculta. Hiram Ruiz desvela
la magnitud de esta emergencia, en la cual el 32 por
ciento de familias desplazadas son encabezadas por
mujeres, el 45 por ciento de los desplazados son niños
y un número desproporcionado son indígenas
y Afro-Colombianos. ¿Por qué corren
por sus vidas estos campesinos? ¿Qué
se puede hacer para salvarles? Ruiz tiene unas respuestas
provocativas.
-
Como esclarece Arturo Carrillo, todas las partes del
conflicto son culpables de cometer crímenes
de guerra y crímenes contra la humanidad y
por eso están sujetos a las provisiones de
tratados internacionales de derechos humanos y a la
constricción de la ley criminal internacional.
Esto puede ser crucial para finalizar el conflicto
y fomentar la búsqueda de responsabilidades.
-
En nuestro Foro sobre la política de Estados
Unidos, Daniel García-Peña argumenta
que la intervención de EE.UU. agrava la guerra
en Colombia; Michael Shifter y Victoria Wigodzky creen
que mientras que la política de Washington
está mal encaminada, Colombia necesita una
presencia activa de EE.UU.
- El
día a día en los pueblos y aldeas puede
ser alucinante. El relato fotográfico de Teun
Voetens nos lleva al corazón de las tinieblas
en "Barrancabermeja: La capital del mundo del
asesinato." Donna DeCesare nos enseña
programas populares de paz que sobreviven a pesar
de amenazas de muerte, en los rincones más
peligrosos del país. Es sorprendente que los
residentes de ambos Medellín y Barrancabermeja
insisten en que su pueblo tiene el mayor
numero de asesinatos.
-
La artista Doris Salcedo se siente obligada a ser
testigo a la dura experiencia de su país. Basándose
en el testimonio de supervivientes, sus instalaciones
han hecho resonar internacionalmente la guerra en
Colombia. Normalmente reacia a dar entrevistas, Salcedo
conversa extensamente con el Complemento Cultural
a La Revista y accedió a una ciber-exposición
de su obra.
Consideramos
estos artículos especialmente impactantes, y
esperamos vuestras respuestas con ansiedad, las cuales
deben ser enviadas a: [email protected]
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